6-Arte romano y romano-cristiano (comp.) Justo Fernández López Historia del arte en España |
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Arte romano y romano-cristiano
(200 a.C – 409 d.C.)
La conquista de España por los romanos
Al vencer a los cartagineses, los romanos comienzan con la conquista de la Península Ibérica. Los iberos y los celtas les oponen dura resistencia. Son famosas las ciudades de Sagunto y Numancia, en las que los celtíberos prefirieron morir a entregarse a los romanos. Viriato fue el gran héroe en esta lucha y el inventor de la guerra de guerrillas.
La romanización en la Península Ibérica fue de diferente intensidad según las zonas –mayor en el sur y este peninsulares– y se produjo en distintos momentos (más tardío en el oeste y norte). El comienzo de este proceso data del año 218 a.C., cuando las legiones romanas de Cneo Cornelio Escipión desembarcaron en Ampurias, en la costa catalana, para enfrentarse con sus enemigos cartagineses, ocupantes de las zonas costeras y de parte del interior. La política colonizadora de Julio César y de Augusto en el siglo I a.C. fue el impulso definitivo para la colonización, iniciada tímidamente dos siglos atrás con la llegada de soldados y comerciantes. Un hito en el proceso romanizador fue la concesión por el emperador Vespasiano (69-79) del ius latii o derecho de ciudadanía latina, para todos los hispanos libres de origen indígena. Tal medida fue ampliada en el 212 por el emperador Caracalla al convertir a todos los habitantes libres del Imperio en ciudadanos romanos mediante la Constitutio Antoniniana. En Hispania, para esas fechas, casi por unanimidad, la población se “sentía” romana.
Tras la conquista definitiva en los primeros años de nuestra era, Hispania quedaba totalmente romanizada. Los romanos unifican España geográficamente (construcciones de las grandes vías romanas, puentes y acueductos), jurídicamente (imposición del Derecho romano), lingüísticamente (el latín es la lengua oficial de todo el país) y políticamente (división administrativa por regiones).
Arte romano y arte hispano-prerromano
En arquitectura pasa la cultura megalítica a las obras ya aparejadas de Andalucía. Se discute el papel de Andalucía en el arte de construir en Occidente. Muchos creen que la primera ciudad europea fue Tartessos (Cádiz), que transmitió la cultura cretense o fenicia. El esplendor del arte tartesio informó el arte ibérico-hispánico.
En la decoración arquitectónica ibérica predomina el arcaísmo jónico con elementos heládicos y púnicos (cartagineses), y recuerda la chipriota. Es probable que la arquitectura ibérica, con su aire colonial y nativa rudeza, se asemejase a la etrusca.
La colonización romana frenó el desarrollo del arte ibérico autóctono. Sobrevivieron, sin embargo, aspectos indígenas en la arquitectura. El arte romana en España está bastante informado e influenciado de arte indígena. La romanización fue muy desigual. Fue más fuete en el Mediodía y Levante, menos en el Centro y el Norte. En las obras romanas se nota aún la mano local y el acento regional del arte prerromano hispano.
El teatro de Mérida (24 d.C.) señala la romanización plena del país y de la arquitectura. Los romanos importan el arte oficial de Roma. El teatro romano de Mérida fue mandado construir por Agripa en la ciudad romana de Emerita Augusta, actual Mérida (Extremadura). Su conclusión puede datar del año 8 a.C., si bien la fachada de la escena se rehízo en el siglo II d.C. y se restauró en época de Constantino. Levantado siguiendo fielmente las reglas de los tratados de Vitrubio, muestra semejanzas con los teatros de Dugga (Túnez), Orange (Francia) y Pompeya (Italia). El edificio responde a un modelo típicamente romano, ya establecido anteriormente en las construcciones de Pompeya y Roma.
Pero paralelo al arte romano, se desarrolla un arte colonial, donde el arte romano tiene un gran sabor indígena. El acueducto de Segovia, monumento príncipe del arte romano en Hispania, es tenido por algunos autores como obra ibérica. Es una obra civil para conducir agua a la ciudad de Segovia (España), construida por los romanos a mediados del siglo I d. C., durante el mandato del emperador Claudio I. Se considera una de las muestras más destacadas del arte romano en España, obra del arquitecto Cayo Julio Lacer, que construyó en la misma época el puente de Alcántara. Sin embargo, algunos de sus arcaísmos constructivos han llevado a algunos expertos a datarlo en el periodo de la Roma republicana.
El arte hispano-romano
Para algunos autores el arte romano es solamente una consecuencia del arte griego en el período de decadencia del clasicismo. Pero los romanos recibieron de los etruscos (que la importaron de Oriente) la arquitectura de elementos activos (arco, bóveda y cúpula), sistema que nada debe a los griegos. Los romanos combinaron esta forma de construir con la forma arquitectónica griega (architrabada).
El arte hispano-romano ofrece una curiosa mezcla de arte romano y de arte hispano-prerromano. El Mediodía y Levante, ya colonizados antes por los fenicios, griegos y cartagineses, estaban mejor dispuestos a recibir y asimilar el arte romano. Por eso abundan más en estas regiones las obras romanas. En el Centro, en el Norte y en el Occidente, con menor número de monumentos, se nota más el carácter regional.
Las vías de comunicación romanas
Desde el comienzo de la conquista romana, los romanos emprenden la construcción de una vasta red de calzadas (carreteras). El relieve geográfico de España es muy diverso, de modo que los romanos con su red de carreteras unificaron las regiones. El itinerario de Antonino Caracalla es la mejor fuente para conocer estas vías. Caracalla enumera 34 vías militares en el siglo III d.C. en España. Otra fuente son las columnas miliarias de piedra al borde de las calzadas. Las miliarias eran columnas o piedras que indicaba la distancia de 1000 pasos.
La Vía Hercúlea o Augusta parte del Pirineo y recorre toda la costa mediterránea hasta Cartagena. Más tarde se prolongó hasta Granada. Fue la vía de la conquista romana. Desde Zamora iba otra vía hasta el Cantábrico y otra hasta Galicia. Sevilla (Hispalis) fuer punto de partida de varias calzadas.
Los puentes romanos
Son las obras romanas más considerables. Mucho están hoy en día todavía en uso, pues comunican carreteras oficiales: el puente de Manresa y Martorell (Cataluña), el puente de Lérida, los dos puentes de Toledo sobre el Tajo, el puente de Córdoba sobre el Guadalquivir, el puente de Alcántara (Cáceres) y el puente de Mérida. Estos dos últimos son los más importantes.
El puente de Alcántara se halla en la villa de Alcántara (provincia de Cáceres). Es un puente de fama universal y uno de los más bellos monumentos españoles. Fue construido por el famoso arquitecto romano Cayo Lucia Lácer y erigido en honor a Trajano en el año 104 d.C.
El puente romano de Mérida está sobre el Guadiana. Es el puente romano más largo de España: tiene 60 ojos y mide 792 metros de largo.
Puertos y faros romanos
Muchas vías terminaban en la costa, en puertos. Muchos de los puertos romanos fueron destruidos para hacer construcciones posteriores. Tenemos los de Ampurias, de origen griego, allí desembarcaron los Escipiones para emprender la conquista de la Península Ibérica. Del puerto de Barcelona y Tarragona no se conserva nada. Del puerto de Brigantium (La Coruña, Galicia) queda el famoso faro llamado la Torre de Hércules (restaurado en el siglo XVIII, perdiendo así su carácter romano).
Fortificaciones romanas
Los romanos construyeron murallas defensivas en varias ciudades: Carmona, Barcelona, Cabeza de Griego, Muro de Ágreda (municipio español perteneciente a la provincia de Soria) y Medinaceli. La más antigua es la llamada Puerta de Sevilla, en Carmona. Carmo era la ciudad más fuerte de todas las de la región Bética. El Cerro de Cabeza de Griego está situado en la localidad de Saelices (Cuenca). Barcelona conserva pocos restos de su opulencia romana, por haberlos borrado la ciudad moderna. Medinacelli (Soria) conserva buena parte aún.
Las murallas de Tarragona son originariamente ciclópeas, construidas por los iberos, muestran una reconstrucción posterior de los romanos. Lo mismo que las murales ciclópeas en su origen de Gerona y Ampurias. La ciudad de Lugo es el recinto más completo e interesante. Con una altura de once a catorce metros y un perímetro de 2.130 m. Las murallas de Lugo son del siglo III d. C.
Construcciones hidráulicas romanas
Los romanos hicieron un enorme esfuerzo civilizador en Hispania con sus obras de ingeniería y arquitectura. Uno de los problemas con el que se vieron confrontados los romanos era el poder abastecer de agua a las ciudades. Los romanos no conocían la técnica de la canalización y la tubería para llevar el agua a grandes distancias. Lo hacían por medio de acueductos, como grandes puentes altos para nivelar las desigualdades del terreno.
El acueducto de Segovia es uno de los más importantes del mundo. Segovia era una estación en la vía romana que, pasando por Madrid (Miacum), llevaba a Salamanca. Toma sus aguas de la sierra de Fuenfría y las trae, en recorrido de 16 km, su punto más alto mide 30 m. Tiene 126 arcos y es del tiempo del emperador Augusto (siglo I d.C.).
El acueducto de Tarragona tiene 25 km de recorrido. Es sencillo y sólido. Data de primeros del Imperio. De otro acueducto, el de Toledo, se conservan solamente restos.
En Mérida los romanos hicieron obras verdaderamente gigantescas para abastecer de agua a la ciudad. El acueducto de los Milagros de Mérida no se conserva completo.
Las ciudades romanas
La fundación de ciudades estaba entre los romanos regida por una práctica religiosa, realizada por un augur. Este consultaba los presagios y hacía en el centro elegido una cruz con su vara. El brazo de la cruz de Norte a Sur se llamaba cardo (cardus). el de Este a Oeste se llamaba decumanus. El augur encerraba luego la cruz en un cuadrado, que consagraba (templum) y que debía ser el centro de la ciudad. El prototipo de la ciudad era la Roma quadrata del Monte Palatino. En líneas paralelas al cuadrado central, el augur abría un surco, con una pareja de bueyes y una reja de bronce, para marcar todo el ámbito de la ciudad a edificar. Esta ceremonia se ve representada en el reverso de las monedas de Caesar Agusta (Zaragoza), Calagurris (Calahorra), Emerica Augusta (Mérida), etc.
De la palabra “cardus” se deriva el término “puntos cardinales” que se utiliza en la orientación geográfica, en las brújulas, en las veletas, etc. El cardo principal es el Cardus Maximus, que se cruza perpendicularmente con el Decumanus Maximus, la otra calle principal. Aunque el foro se situaba originalmente, es decir, en las primeras ciudades romanas, en las afueras (de ahí su nombre: fórum = fuera) y se destinaba a las actividades mercantiles (mercados y ferias), con el tiempo comenzó a dedicarse a las actividades políticas y administrativas, por lo que las ciudades romanas más recientes comenzaron a crear plazas públicas en la intersección del Cardus Mas con el Decumanus Maximus. Esta idea general fue tomada después, con las Ordenanzas de Felipe II en el siglo XVI para la fundación y organización urbanística de la mayor parte de las 40 000 ciudades que los españoles fundaron en América.
El trazado de las calles se hacía según el trazado central. Pero las mudanzas históricas han borrado el trazado normal.
Tarragona
Capital de la provincia levantina y septentrional, fue favorecida por César con el título de Colonia Julia Victrix Triumphalis, Tarraco. Con puerto y población antigua. En Tarragona todavía se reconoce la vía triumphalis (decumena) y la vía cardo. Aún hoy se ven los restos del Foro y el Palacio de Augusto. Donde hoy está la catedral estuvieron el tempo de Augusto y el de Júpiter Ammón. En la ciudad baja estaba el teatro, las termas y algunos templos dedicados a deidades extranjeras, como Isis y Mithra. En el siglo II debió llegar su población a los 30 000 habitantes. El emperador Augusto, enfermo, hizo allí larga residencia por los años 26 y 27 d.C.
Mérida
Colonia Augusta Emerita, debió su nombre a los veteranos y eméritos de la Guerra Cántabra y a Augusto, que para ellos la fundó en el 25 a.C. con categoría de capital de Lusitania. Mérida es la ciudad donde mejor se ve la topografía romana. Por ello recibió el nombre de “Roma de España”. La magnificencia de sus edificios atestigua que fue una de las ciudades más importantes de la Península. Las inscripciones dan cuenta de una población de romanos, griegos, orientales e indígenas.
La vía cardo iba del arco de Trajano hasta el sur. La decumena comienza en la Puerta de la Villa y termina en la actual calle Santa Eulalia. Aún son visibles los restos de las calles romanas.
Numancia
Es simple “oppidum”, ciudad modesta. situada en la meseta castellana, era mansión de la vía romana Astorga – Zaragoza. Es curiosa por ser ciudad celtíbero-romana, reconstruida por los romanos, una vez que los celtíberos la quemaron suicidándose heroicamente para no ser tomados por los romanos.
Córdoba
Patria del filósofo estoico Séneca y de Lucano, es capital de la Bética. Perdió su fisonomía romana con los edificios árabes e los califas de Córdoba.
Los foros romanos
Los foros eran el centro de la vida urbana. Debían estar situados en el cruce de las dos calles principales de la ciudad. Era una plaza rodeada de pórticos con sus columnatas. En los pórticos estaban las tiendas de los mercaderes.
El Foro fue originariamente el mercado de la ciudad. Hoy se llama a estos mercados cerrados “la Plaza”. Más tarde se convirtieron en centro de la vida política de la ciudad; en ellos se erigieron curias para la administración de justicia, basílicas para contratación de negocios y templos consagrados a divinidades protectoras. El Foro de Pompeya es un buen ejemplo.
En España tenemos escasos restos de estas construcciones. Pero se han hecho excavaciones en varias ciudades, donde se han encontrado los emplazamientos de estos foros romanos.
Construcciones privadas: Palacios y casas urbanas
En Mérida se ha excavado una casa contigua al teatro. La entrada está al Poniente; el partió o peristilo, con su impluvium, con pavimentos de mosaico en galerías. Una habitación al fondo, la del dueño de la casa: Tablinium. Las paredes están decoradas con pinturas. Esta casa fue luego convertida en una de las primeras iglesias cristianas.
Las casas de Numancia: Las excavaciones nos han dado a conocer las cosas celtíberas, testimonio de la imperfecta romanización de estas gentes. Persisten en las casas de la humilde ciudad romana algunos caracteres de la población anterior. Las habitaciones son pequeñas y no conservan la división de las habitaciones romanas. Quintas de recreo y “villas” se conservan en Cuevas (Soria) con 22 habitaciones pavimentadas de moaicos, gran patio, termas privadas y pisos a distinto nivel.
Los templos romanos
Las aras o altares eran los monumentos más sencillos dedicados a los dioses. Se erigían dentro de un terreno consagrado y cercado. Estas aras labradas en mármol abundan en los museos españoles. Un ara digna de nombrar es la procedente de Mérida: Está dedicada a la diosa frigia Cibeles (Magna Mater), en memoria del “taurobolio”, sacrificio para bautizar con sangre a los adeptos de esta secta, que florecía en España.
Tempos de Tarragona, Barcelona, Vich y Ampurias: De los dos templos de Tarragona (de Júpiter y Augusto) quedan solamente trozos decorativos dispersos. En Barcelona solo quedan dos columnas en pie. Es de la mentar la escasez de estos templos, tan genuinos de la arquitectura greco-romana. Restos también se encuentran en Ampurias, Denia (Diana) y Sagunto. La mejor idea sobre los templos romanos en España la tenemos en las reconstrucciones de os de Mérida. Inscripciones nos dan cuenta del tributo a dios egipcio Serapis y al persa Mithra. Otro templo en Mérida es el de Diana.
Teatros, circos, anfiteatros
Teatros romanos en España: Los constructores aprovechas las vertientes de los cerros para asentar en ellos las graderías destinadas a los espectadores. Estar graderías forman un hemiciclo (cavea), que con el espacio semicircular libre (orchestra) y la scaena (escenario) completan lo necesario para la representación teatral.
El gran teatro de Mérida es del año 24 a.C. y señala la romanización plena del país y de la arquitectura. Es el mejor de los teatros romanos en España. El hemiciclo tiene un diámetro de 86,63 m. La traza es de perfecta regularidad. Quince puertas dan acceso a las localidades desde el exterior. Fue construido por el cónsul Marco Agripa. La escena re reconstruida por Trajano y Adriano. Tenía capacidad para 5.500 espectadores.
Otros teatros, destruidos o en malas condiciones, son los de Tarragona, Toledo, Clunia (provincia de Burgos), Acinipo (Ronda la Vieja) y el teatro de Sagunto, de merecida fama y gran tamaño (mide 89,95 m de diámetro).
Los anfiteatros están todos casi destruidos, solamente dos en estar en mejor estado. Don cuenta de la afición española a la lucha de gladiadores. Son de traza oval y están emplazados vecinos al campo para poder introducir mejor a las bestias. En ruinas estás los de Tarragona, Cabeza del Griego y Carmona.
Las ruinas de Itálica, cerca de Sevilla, son célebres por la oda que les dedicó Rodrigo Caro. Patria de los emperadores romanos Trajano y Adriano, allí se encuentra un famoso y enorme anfiteatro. Por sus dimensiones ocupa el cuarto lugar en el mundo (después de Pozzuoli, Roma y Capua). La elipse mide 156,50 m. Por ser Trabajo hijo de Itálica, se ha supuesto que procede del tiempo de este emperador.
El anfiteatro de Mérida fue construido por Augusto cuando ejercía la potestad tribunicia. Es del año 8 a.C. Fue construido muy poco después que el teatro de Mérida, junco al cual se encuentra. Es menor que el de Itálica.
Los circos de Tarragona y Calahorra están destruidos. Quedan solamente tres. El menor es el de Sagunto. El menos en ruinas es el de Mérida. Ocupa una extensión de 422,14 por 103,52 m. El circo de Toledo es igual al de Mérida en su trazado y dimensiones.
Termas romanas
Las termas eran, en tiempos de los romanos, no solamente lugares de higiene, sino también de reunión y esparcimiento. Son construcciones hidráulicas con tuberías de plomo y barro. Las termas públicas estaban emplazadas en las afueras de las ciudades; las privadas, en las “villas” o casas privadas o lugares de aguas medicinales.
Restos visibles de estas termas los tenemos en Calafell (Barcelona), Rielves (Toledo), Arva (Sevilla), Cabriana (Álava) y Numancia (Soria). Las mejores ruinas de termas son las de Itálica. En ellas se ve la separación de los sexos ordenada por Adriano. Tenían un vestuario (apodyterium), salas con piscinas y, al fondo, el hypocaustum con su horno. En el centro estaba el baño frío (frigidarium). En Mérida tenemos tres termas distintas.
Lo que resta de las termas medicinales lo tenemos en los balnearios. La antigüedad de muchos la atestigua su nombre (Caldas y Tiermas) o su equivalente árabe de Alhama. Así tenemos la Caldas de Malavella (provincia de Gerona), las Caldas de Montbuy (Barcelona), el balneario de Lugo, etc.
Arcos honoríficos y arcos de triunfo
Muy pocos son los monumentos de esta clase en España. Estaban erigidos para honrar la memoria de gente notable. Han desaparecido los arcos de Évora, Belconce, Aramenha (en Portugal). Algunos arcos fueron puertas de ciudades. Así el Arco de Trajano (Mérica), que data de la fundación de la ciudad en tiempos de Augusto.
También tenemos arcos en los puentes. El mejor es el del puente de Alcántara. El mejor arco conocido es el de Bará (cerca de Tarragona), en la carretera de Barcelona. Es del tipo del de Tito en Roma. El de Medinaceli (provincia de Soria) es el único de tres huecos en España.
tumbas y necrópolis
Para mantener contacto espiritual con las personas queridas muertas, los romanos enterraban a los muertos cerca de las ciudades. Las dos necrópolis más importantes en España de tiempos romanos son las de Carmona y la del Belo (Tarifa, provincia de Cádiz).
Escultura, pintura y mosaicos romanos
La afición a lo fastuoso llevó a los romanos a la producción de extraordinarias obras escultóricas. Dos factores influyeron en la escultura romana:
el arte griego: idealista y sintético y
la tradición itálica: realista y analítica
En España se encuentra el estilo helenístico griego, el itálico y el ibero-romano. Muchas de las obras romanas son copias del helenismo. Ejemplos de escultura romana los tenemos en el Museo de Tarragona y en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Arte ibero-romano: Se conservan muestras del arte ibero-romano en lugares donde la romanización no fue tan fuerte: Celtiberia (Meseta) y Lusitania (Extremadura, Portugal y Galicia). Se conservar dos grupos principales de escultura de este estilo: Relieves de lápidas sepulcrales y los guerreros de Lusitania y Galicia. Este arte indígena presenta cierta rudeza típica del arte ibérico.
Era costumbre romana embellecer las paredes con pinturas al fresco o al temple. Este estilo decorativo se conservó en España solamente en construcciones subterráneas.
Los pavimentos de las construcciones romanas están decorados con magníficos mosaicos.
Arte romano-cristiano
El arte romano-cristiano tiene una fisonomía diferente del arte pagano. Sin embargo, por vivir los cristianos en la clandestinidad algún tiempo, tuvieron que emplear las formas creadas por el sensualismo pagano para expresar el nuevo mundo espiritual cristiano. El arte cristiano se vale de las formas simbólicas que no diesen que sospechar a los paganos: el pez, la paloma, el cordero, el áncora (cruz disimulada), el crismón (monograma del nombre de Cristo) o el motivo de Orfeo (prueba de la eficacia de la palabra divina), etc.
Podemos distinguir dos etapas del arte cristiano del tiempo romano:
período de formación en el que el Cristianismo es perseguido aún y
período oficial tras el edicto de tolerancia o edicto de Milán del emperador Constantino del 313 d.C.
La arquitectura cristiana (paleocristiana) en la España romana no presenta caracteres diferentes o particulares. Es una variante del arte romano, pero en ella se perciben ciertas relaciones con la de África.
Los monumentos existentes en España se reducen a sarcófagos, ruinas de la basílica del cementerio de Tarragona, la “cella memoriae” de Ampurias, la csa basílica de Mérida.
La escultura cristiana de la España romana se reduce a los sarcófagos de Tarragona, Gerona y Zaragoza.
Resumen
Arquitectura del arte romano-hispano (huellas de arte ibérico)
Vías de comunicación.
Puentes: Alcántara (Cáceres) y Mérida (Extremadura).
Fortificaciones: Murallas de Tarragona y Lugo.
Construcciones hidráulicas: Acueducto de Segovia y Tarragona.
Teatros y circos: Mérida, Itálica, Sagunto.
Arcos de triunfo: Arco de Trajano en Mérida y Bará en Tarragona.
Tumbas y necrópolis: Carmona y Belo (Tarifa, Cádiz).
Escultura y pintura del arte romano-hispano
Sepulcros y los guerreros de Lusitania y Galicia.
Arte paleocristiano
Sarcófagos y ruinas: Tarragona, Mérida y Ampurias. Es variante del arte romano con influencias africanas.
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