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Perfecto indicativo - indefinido España y América

© Justo Fernández López

Gramática española - Nivel superior

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Pretérito perfecto simple y compuesto en España y en Hispanoamérica

Pretérito perfecto simple <>  pretérito perfecto compuesto

«Las significaciones básicas expresadas por canté y he cantado coinciden en enfocar el proceso como primariamente anterior a un punto de referencia. En el caso de canté la referencia no es otra que el centro deíctico del sistema temporal, mientras he cantado introduce la precisión de una realación de simultaneidad entre esa referencia y el punto origen [momento de la enunciación]. Este es el motivo por el cual es especialmente fácil hallar la forma compuesta acompañada de adverbios o localizadores temporales que se refieren a periodos de tiempo todavía no concluidos en el presente:

Lo he visto hoy.

Este año ha habido muy buenas cosechas.

Desde que llegaste no he podido respirar tranquilo un minuto.

Ahora bien, es importante comprender que nada impide que he cantado se refiera a un proceso situado en un periodo presentado como ya concluido siempre y cuando el hablante desee enfocar dicho proceso de alguna manera desde una situación vigente en el presente y, por tanto, orientable como simultánea al origen, cal como en

Es para mí una satisfacción comunicarles que ayer mismo nuestros investigadores han llegado por fin a la resolución total del problema.

Por la misma razón he cantado puede referirse a hecho cronológicamente remoto, como en

Grecia ha legado al mundo todas las bases de la cultura occidental.

Puede, igualmente, aparecer en combinación sintáctica con canté de manera que la forma simple se refiera al proceso cronológicamente más reciente:

Toda mi vida lo he creído un inútil, pero ayer me demostró su gran capacidad.

En cualquier caso canté expresa el enfoque más libre y espontáneo para un proceso ‘pasado’, mientras he cantado introduce esa referencia de simultaneidad en tantas ocasiones propiciada por la situación del proceso en un periodo de tiempo todavía presente o su puesta en relación directa con alguna situación presente o con las consecuencias actualmente vigentes de dicho proceso. La distinción sistemática entre los contenidos temporales de canté y he cantado no funciona actualmente en todos los dialectos del español.» [Rojo, Guillermo / Veiga, Alexandre: “El tiempo verbal. Los tiempos simples”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, vol. 2, p. 2902-2903]

Resumen del empleo de la oposición

canté / he cantado en España y América «En el españo peninsular:

a) Se emplea el pretérito perfecto para referirse a una acción o estado producidos en el presenta ampliado, es decir, en un periodo de tiempo que el hablante considera plano actual, perspectiva de presente.

b) Se emplea el pretérito simple para referirse a una acción o estado producidos en un periodo de tiempo que el hablanta considera plano inactrual, perspectiva de pasado.

En el español de América:

a) Nos e da esta diferenciación y el pretérito perfecto no se emplea con valor de antepresente, porque la oposición perspectiva temporal actual/inactual no es rentable en la mayor parte esa variedad del español.

b) Se emplea el pretérito perfecto para marcar el valor continuativo-resultativo del pasado en el presente, en contextos con siempre, nunca, desde hace muchos años, por lo general, etc.

c) Se emplea el pretérito perfecto para enfatizar una acción producida en el pasado, por ser especialmente importante en la narración, o por marcar el interés de la misma.» [Gutiérrez Araus, María Luz: Formas temporales del pasado en indicativo. Madrid: Arco Libros, 1995, p. 26]

«En español de América es normal el uso de canté donde el español peninsular prefiere he cantado:

No vino hay.

¿Qué pasó?

¿Qué hubo?

o incluso por habré cantado:

Cuando terminen ustedes, ya sóno la trompeta del juicio final.

Moreno Alba (1993: 187) subraya que de este hecho no puede suponerse que la forma he cantado se halle en decadencia en español americano, “sino simplemente que su función denotativa es diferente y su campo de acción más reducido”. En esta línea de reconversión de valores señalada por Moreno de Alba en formas cuyas diferencias pueden resultar borrosas (cf. lo sucedido con sus equivalentes en francés) cabe situar el factor aspectual que, según Lope Blanch (1972: 129), las opone en el español de México. Más distancia con respecto a los usos del español europeo presenta lo señalado por Bentivoglio Y Sedano (1992: 51) para el español de Venezuela: se utiliza la forma compuesta “cuando el emisor desea asignar gran fuerza emotiva a una acción que concluyó en el pasado (...), sobre todo, cuando dicha acción constituye el punto culminante de una cadena de sucesos (...): Y de repente vino una persona, vino unamano, y le ha dado un golpe tan duro en la espalda que le quedó la marca de la mano”.» [Rojo, Guillermo / Veiga, Alexandre: “El tiempo verbal. Los tiempos simples”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, § 44.5.2.]

Alternancia pretérito perfecto compuesto y pretérito perfecto simple

en la norma peninsular y en la american 

«Desde el punto de vista histórico, la forma de pretérito perfecto simple es heredera directa del perfecto latino (p. ej. cantavi > canté, feci > hice, dixi > dije) que reunía en sí el valor moderno del pretérito y del ante-presente castellanos, es decir, en latín se trataba de un tiempo que indicaba acciones perfectas, puntuales simplemente anteriores al momendo del habla. Por eso en español preclásico eran posibles construcciones que ahora son inusuales en la Península, porque han pasado a ser dominio de la forma compuesta.

La construcción con haber es, en cambio, una creación romance sobre la base del latín vulgar habeo factum, cuyo significado básico en el español preclásivo era el carácter resultativo. Como lo explica Lenz (1920: 451) “he cantado expresaba históricamente el resultado de la acción pasada y terminada que permanece como estado presente”, es decir, tenía el mismo valor que poseen actualmente las perífrasis resultativas “tener, traer, llevar + participio congruente en género y número con el complemento directo”.

Tengo escritos/as cinco {capítulos/páginas} del libro.

Sólo a partir de la época clásica empieza a expresar acción concluida inmediatamente anterior al presente gramatical o de mayor distancia temporal, pero cuyo resultado guarda cierta importancia para el sujeto hasta el momento de la palabra. Ciertamente esta segunda posibilidad es difícil de distinguir del valor medieval de la forma, pero la diferencia existe, como lo prueba la oposición

Tengo escritos un folio.

He escrito un folio.

El primer ejemplo, que corresponde al valor medieval de la perífrasis con haber, es temporalmente presente, comprueba en el momento del habla el resultado de una acción anterior; el segundo, en cambio, temporalmente pretérito, ya que el hablante se refiere al término de la acción en un momento cercano, pero anterior al presente.

Como resultado de la situación histórica descrita, la relación entre el pretérito y el ante-presente en el español peninsular es la siguiente:

a)   Semejanzas: ambos indican una relación de anterioridad respecto del momento del habla, ambos indican acciones perfectas, terminadas antes del momento del habla.

b)   Diferencias: la forma simple indica la mera anterioridad respecto del momento del habla, del cual se separa constituyendo un ámbito propio en el pasado, distinto de la actualidad del hablante. La forma compuesta, en cambio, indica anterioridad dentro del ámbito del presente, perteneciendo por tanto a la actualidad del hablante.

Dicha diferencia puede significar mayor o menor anterioridad objetiva, pero no necesariamente, porque la amplitud de la actualidad del hablante es determinada por él mismo mediante indicaciones adverbiales. Así, su presente puede comprender un momento, un día, una semana, un año, un siglo, incluso todo el tiempo, lo que aleja discrecionalmente el límite con el ámbito del pasado, pudiendo por tanto el antepresente icluir acciones muy cercanas o muy lejanas en el tiempo. En sentido inverso, el hablante puede también acercar o alejar el límite del pasado a su presente mediante determinaciones adverbiales como ayer, anoche, la semana pasada, el año pasado, hace dos minutos, un mes, un siglo, etc., lo que permite al pretérito designar no sólo acciones lejanas en el tiempo, sino también muy cercanas sobre todo cuando se presentan como mera información. [...]

No obstante, por pertenecer al ámbito del presente, la forma compuesta suele indicar acciones más próximas al momento del habla que las designadas por la simple. Por lo mismo, dichas acciones “están o se sienten como psicológicamente más cercanas al hablante. De este modo pueden explicarse oraciones como:

Lo he visto anoche

Ha nacido ayer”,

en las que “la utilización de una forma propia de lo simultáneo al origen al lado de un adverbio que indica la ruptura con respecto a él confiere un claro valor de proximidad psicológica al acontecimiento referido” (Rojo 1974: 105 s.).

Pese a tratarse de una distinción sutil e incluso en zonas limítrofes algo borrosa, la diferencia entre ambos tiempos se da claramente en la lengua literaria y se mantiene con bastante reguralidd en la lengua hablada de la Península. No obstante, se neutraliza en el habla de Galicia a facor de uso mayoritario de la forma simple, seguramente por influencia externa del gallego-portugués. Lo mismo ocurre en Asturias y León debido a evoluciones dialectales internas. En el habla vulgar de Madrid es, en cambio, la forma compuesta la que tiende a desplazar a la simple. No sólo razones dialectales pueden motivar la fijación de una forma en desmedro de la otra, sino también factores estilísticos, por ejemplo convenciones de estructura textual. De este modo, es difícil sostener que el fallecimiento de un familiar sea un hecho que implique para los deudos o para el que informa sobre ello menor proximidad psicológica que la que puedan tener ellos mismos frente a su matrimonio o al nacimiento de un hijo. Sin embargo, las noticias necrológicas de los periódicos utilizan por lo común fórmulas con pretérito, en tanto que los anuncios en la sección de Vida social sobre bodas y natalicios emplean regularmente el ante-presente.

Don [X], que fue concejar de [A], falleció el pasado viernes en ...

En la Iglesia de [A] se ha celebrado la boda de la señorita [X] con don [Z].

En términos generales, puede decirse que la oposición peninsular hice / he hecho se manifiesta en proporciones semejantes en la lengua literaria de todo el territorio de habla española, mientras que en la lengua hablada se dan importantes diferencias; contrariamente a lo que ocurre en España, la forma simple se emplea en América con notable mayor frecuencia que la compuesta. [...]

¿Cómo explicar la diferencia en el uso de estos tiempos en la lengua hablada de España y de vastas regiones de América, a las que habría que sumar además el ámbito de las Islas Canarias?

Según Lope Blanch (196), el ante-presente no ha caído en desuso en América, sólo que se emplea, como lo ha mostrado para el español de México, con un valor diferente muy semejante al del portugués actual, el tiempo durativo, reiterativo aún presente

¿Has escrito a Fulano?

[= ¿mantienes correspondencia con él?]

frente al pretérito que significa acción perfecto simplemente pasada

¿Escribiste a Fulano? [se pregunta por una carta]

oposición que corresponde más bien a la existente en el español preclásico. No se trata, por tanto, de la confusión del actual uso peninsular, sino de un desarrollo histórico diverso de la misma herencia. De este modo, en el español mexicano, “aunque el verbo vaya acompañado por un adverbio dentro de cuyos límites temporales se halle comprendido el momento presente del que habla si la acción se considera perfecta, terminada, se usa el pretérito simple:

Hoy compré un libro precioso.

Esta mañana llovió un poquito.

Hace rato vi a tu hermano.” (Lope Blanc 1961: 135)

Inversamente, cuando la acción se niega para el pasado, por ejemplo con locuciones temporales como todavía no, aún no, es obligatorio el uso del perfecto:

Todavía no ha llegado.

Aún no nos ha llamado.

en tanto que la determinación adverbial con ya, que implica su realización, va obligatoriamente unida con el empleo de la forma simple:

Sí, ya llegó.

Ya nos llamó.

También, según Lope Blanch, el uso del perfecto “con valor de pretérito absoluto, y por consiguiente con significado perfectivo, es frecuente en oraciones exclamativas, implicando siempre un contenido afectivo muy marcado y con un claro poder de actualización:

¡Me he llevado un susto!

La mayor parte de los usos del ante-presente que se señalan para el español americano corresponden también a la norma peninsular. [...]

En suma, si aceptamos las descripciones de Lope Blanch y Moreno de Alba, debemos aceptar también la existencia de un ‘perfecto imperfectivo’ de igual valor en el español peninsular y en el canario y limitar la diferencia en el uso de la forma compuesta al contexto de anterioridad inmediata. Ahora bien, ¿tiene sentido hablar de un ‘perfecto imperfectivo’? Pensamos que no, pues la referida hipótesis de imperfectividad del ante-presente mexicano sostenida por Lope Blanch y Moreno de Alba radica en una confusión de conceptos. [...]

Todos los casos coincidentes en el uso peninsular, americano y canario del ante-presente corresponden exactamente al valor de pasado dentro del ámbito de la actualidad del hablante, en tanto que la oposición con el pretérito indica siempre la consideración del proceso pasado fuera de dicho ámbito. La diferencia entre dichas variedades radica esencialmente en que la anterioridad inmediata se expresa en la norma peninsular mediante el ante-presente y en la americana y en la canaria con el pretérito, aun cuando estudios sociológicos han demostrado que el español insular muestra un evidente proceso de adaptación a la norma española continental respecto al uso de ambos tiempos.

La explicación de las diferencias anotadas en el uso del ante-presente se encuentra en la historia de la lengua. En efecto, a partir de la situación en español medieval, el ante-presente ha ido invadiendo paulatinamente el dominio del pretérito en la norma peninsular. De su empleo meramente resultativo en el ámbito del presente pasa paulatinamente a designar acciones concluidas en el pasado que revisten cierta importancia para la actualidad del hablante y acciones concluidas inmediatamente anteriores al momendo del habla. El próximo paso sería el que se ha dado en francés, esto es, que la forma compuesta signifique simplemente acción concluida en un punto no inmediato del pasado y que su distribución con la simple no atienda ya a diferencias de temporalidad, sino de otro carácter, como las de lengua escrita / hablada. Lo que ocurre en Hispanoamérica es que la referida invasión de funciones ha sido mucho más lenta, conservándose allí el uso preclásico del pretérito para la expresión de acciones concluidas inmediatamente anteriores al momento del habla, desde luego con diversa intensidad regional: en el Cono Sur se observa una disminución del uso del ante-presente en relación, por ejemplo, con México, La norma canaria actual evidencia en cambio su carácter intermedio por estar directamente sujete a la influencia peninsular. En todo caso, se trata en el conjunto de la lengua de evoluciones paralelas y distintas de la misma herencia.» [Cartagena, Nelson: “Los tiempos compuestos”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, § 45.1.4.1.]

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